domingo, 11 de abril de 2010

Inexorablemente crecer. Absurdamente aferrarme a lo que no está. Dificilmente creer que las cosas van a estar mejor. Insensiblemente rechazar lo que los días coloridos de primavera me ofrecen para concentrarme en el vacío que dejó cuando lo vi pasar la calle corriendo y meterse en la estación Santa Lucía… Y hasta el sol de hoy. Corrientemente llorar y encontrar algo de placer en el espasmo. Tranquilamente aceptar que los días pasan sin mucha mejoría. Permanentemente temer… Demasiados verbos sin cumplir…

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