miércoles, 4 de marzo de 2009

Motricidad Fina


Dedicado a Wladyslaw Szpilman, El pianista del Guetto de Varsovia.

Dedos largos y bellos, dedos arrugados y regordetes, dedos con uñas comidas por culpa de un día difícil, dedos desnudos, dedos con guantes, dedos de pianista, dedos de albañil. Son 10, la mitad izquierdistas, y la otra mitad con tendencias de extrema derecha. Dedos enfermos de artritis, de tendinitis y de pereza. Dedos para rascar, para agarrar y para lastimar. Dedos para callar, para detener. Ahí están, justo al frente. Algunos solo los recuerdan mientras los utilizan en el chat; para otros, son la principal herramienta de trabajo.
El pulgar, al estar un poco más abajo que sus compañeros, se comporta de manera amable y se encarga de aprobar ciertas cosas o decir que todo está bien. El índice, el señalador, el que decide entre la vida y la muerte, entre el amor y el odio. El del medio es el gran incomprendido que cuando sale sin alguno de sus hermanos todos lo miran mal. (Le sucede lo contrario a Pulgar.) El anular, es vanidoso y algunas veces luce hermosos anillos, mientras que el pequeño meñique, subestimado, caza apuestas con sus similares y llega a lugares difíciles de alcanzar.
Son los dedos los que permiten que se unan las letras una a una para formar un poema de amor. Son los que acarician suavemente y curan un dolor. Son, los que en una época oscura, donde el hombre se había olvidado de serlo, y los dedos no se utilizaban ni para poemas, ni para caricias, permitieron que alguien con magia en sus falanges salvara su vida y parte de la historia de un pueblo.
17 de noviembre de 1944, Varsovia Polonia. El hombre delgado y con barba tiene miedo. Ante él, la figura alta e imponente de un oficial de las SS, hace que todo su cuerpo se congele, y no precisamente por el frío de un invierno polaco.
El alemán con sus ojos fríos deduce que es uno de esos “cerdos judíos” que habían logrado evadir con cobardía su merecido destino en el horno de Treblinka o Auschwitz. Hasta que el ser que se encontraba congelado y en los huesos se sentó en el piano que por casualidad había en aquella oscura habitación y dejó que sus diez dedos le demostraran al nazi, porque no merecía morir en un horno crematorio.
A partir de ahí, no fue más ningún inferior, ni un cerdo. Su condición de pianista, le salvó la vida y gracias a sus dedos pudo vivir hasta el año 2000 cuando murió en paz rodeado de sus hijos.
Todo lo anterior, para sustentar la tesis de que los dedos tienen la capacidad de hacer magia. Y no magia de ilusionismo vano, sino magia pura, de esa que según muchos no existe. Pues no hay otra manera de explicar como un ario puro decide proteger a uno de los que juró odiar y exterminar algún día.
Y es que cuando la tecla del piano se une con la yema del dedo, el mundo cambia. Se rompe el silencio, se eriza la piel, se apacigua el dolor y se cambia el mundo
Cuando el hombre pudo tocarse el pulgar con el resto de sus dedos, supo que había evolucionado. A partir de ahí, los dedos curaron heridas, fabricaron herramientas para cultivar, armas para cazar y casas para vivir.
Escribieron Ilíadas, Odiseas y Divinas Comedias. Dibujaron en las paredes de las cavernas bueyes y figuras antropomórficas. Pintaron la capilla Sixtina y esculpieron la famosa “Piedad”. Acariciaron cuerpos, se entrelazaron con otros dedos y el anular se encargó por el resto de generaciones de llevar el símbolo de la unión entre dos seres que se aman.
Pero llegaron el piano, la guitarra, los violines, las flautas, y mil instrumentos más, y con ellos, la habilidad de las diez falanges para que a través de las posiciones correctas, la coordinación precisa y la fuerza indicada, convirtieran una serie de sonidos en magia capaz de hacer que un acérrimo nazi le perdone la vida a un judío polaco enfermo, que con sus manos congeladas, pero llenas de prodigios logró interpretar para su potencial verdugo la Balada n°1 en G menor de Chopin.

3 comentarios:

JuanSe... dijo...

(cierro la boca antes de copiar este comentario)

empecemos... el tipo un mostro... vos una tesa, se me puso la piel de gallina y es en serio...

sabes, te veo reflejada, por que?... pues por lo que pasó el domingo, que vos te sentías mal y yo te animaba y llegó un idiota con pinta de "Más" y te trató mal y te hizo sentir mal, solo porque le interesa mas la empresa que las personas que hacen parte de ella y por esa razon yo tambien di mi paso al costado.

yo creo saber lo que experimentas al tocar y que te den los dolores, pero como siempre te he dicho, sos tesa, y tus dedos son bacanisimos, me gustan. igual que los mios me encantan, será por que somos pianistas?? jajajajaja... chiste interno... pero sabes que realmente admiro esta manera de escribir tuya, esta manera de expresarte, igual sabes que conmigo podes contar siempre... ahora, esa obra de chopin, dejame decirte, que mostro... es muy tesa...y tocarla, ni hablar...

un abrazo

TE QUIERO MUCHO!!!

silvia zappia dijo...

Por mi amiguísimo Juanse he llegado hasta aquí, desde Mar del Plata, Argentina.
Con mis dedos, que dan vida a mis palabras, a mis comidas, a mis caricias,con los que dibujo (apenas) y con los que no sé tocar música,te escribo un gran beso, y te refelicito por tu excelente "Motricidad Fina".

Y, como dice un amigo, que sí sabe acariciar el teclado con sus dedos.."música somos!"

luifergarca dijo...

parce, 10 años despues, espero que no demasiado tarde..

..Te leí apenas me lo permitieron la conexión que no tenía y el tiempo que a veces no alcanza...

DEMASIADO TESO PELADA!

EN TODO SENTIDO, independientemente de si te quiero o no, si te conozco o no, muy brutal, muy bien hecho, muy cautivador.

Parce, tesisima la manera como juntas pedazos de tus pasiones con datos supremamente reales para describir un acontecimiento que marca la vida y la historia.

No sé, pa mi esta es la obra más grande que te conozco hasta ahora creo.

MIL FELICIACIONES y pues...bien...