No creo que cuando el reloj marque las doce vaya a haber algún cambio significativo en absolutamente nada. No creo que mañana todo vaya a estar mejor, o peor, o diferente. Realmente hoy es un día como cualquiera. Un día en el que deberíamos trabajar, estudiar, pelear, amar, matar y odiar, como si fuera un 2 de Enero, un 12 de Octubre o un 20 de Noviembre. Pero como de alguna manera tenemos que saber cuánto nos falta para morirnos, nos inventamos el tiempo, le dimos poder absoluto y nos atamos a sus leyes para siempre.
31 de diciembre de 2009. 11 de la mañana, día caluroso en Medellín. Me gustaría poder ser ajena a este tipo de celebraciones; pero no puedo evitar mirar atrás e intentar hacer un balance de lo que en 365 días, que podrían ser 366 o 750 logré, perdí, gané, hice, deje de hacer, conocí, olvidé o encontré.
Sería largo, aburrido e infructuoso escribir todas las cosas que pasaron este año. Algunas no las quiero recordar, otras ni siquiera las recuerdo, y otras son tan buenas que no quiero escribirlas pues perderían la pureza y pasarían a ser una simple interpretación en letras sucias y poco creíbles.
Quiero refrescar mi alma envejecida con canciones hechas por mí. Quiero empezar a trabajar por lo que quiero hacer el resto de mi vida. Escribir y tocar hasta que los dedos sangren y hasta que el cerebro se exprima. Quiero algún día por fin aprender a cantar y leer todos los libros del mundo… Quiero… Pero por dónde empezar…
Feliz 2010…
1 comentario:
jajajaja... quieres ser feliz, volver a reir... jejejejeje... excelente parce, yo no noto eso, el treintayuno me acosté a la misma hora que acostumbro, luego de escribir unas lineas y de abrazar a mis viejos, tal vez lo más significativo de una noche apagada, lugubre y hasta triste... pero bueno, nada que hacer, no podemos poner a pelear tradición con sensación y ya lo que me produce diciembre es hasta asco... la quiero mucho mona, su mercé sabe...
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